Eviterno.

De repente un día despiertas y te ves envuelta en un mar de confusiones.
Las cosas no pueden salir peor, todo lo que gira a tu alrededor esta enredado en una gran red de pesca, las emociones salen a la superficie de tu piel y crean una película sensible alrededor de tu cuerpo que tan solo te crea taquicardia y miedo.

Tu cabeza pide volar, evadirse de la realidad y tan solo por un instante,
solo un pequeño instante elevar los pies del suelo y dejar un espacio entre el mudo y todo lo que le rodea.

Pensar, pensar en el hoy, en el mañana, en el ahora. Pensar en todo
lo que das y nunca recibes, en lo que siempre muestras y nunca ven,pensar en quien eres y porque lo eres.

No es necesario ninguna palabra, ningún gesto, ningún movimiento,

tan solo quiero sentir el silencio esta noche, acurrucarme a su lado
y solo oír mi “yo”.

Hoy quiero ser quien escuche mi cabeza, no la que escucha a mi cabeza, quiero hacer visibles esas líneas infranqueables y hacerlas mas anchas que nunca, quiero que te pares y no solo oigas sino que también me escuches.

“Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento”.
 


























Fdo: V

El amor como miedo racional.


Nuestras experiencias personales y el aprendizaje que obtenemos de estas, dicta nuestros actos y como no nuestros miedos.  De modo que si nuestras experiencias amorosas han sido buenas, nos será más fácil comenzar otra en un futuro, de lo contrario, si no hemos tenido una buena relación,  comienza la mega construcción de el gran muro, que en ocasiones es infranqueable.
 A menudo, aunque la soledad es la única compañera que tenemos antes de comenzar una relación, cuando conocemos a alguien que nos interesa, que nos hace latir, antes de entregarse y abrirse de lleno a esa persona se levanta la barrera automática que, debido a nuestras experiencias, se a creado ante cualquier señal de peligro, cualquier señal de invasión y se adopta una postura muy común, el no compromiso.
En ese momento es cuando se enciende la luz roja de alarma y tendemos a reprimir nuestros impulsos y a no dejarnos conocer casi. Por lo que no nos dejamos llevar ni nos entregamos a la experiencia.
Bien, no digo que no debamos ser cautelosos, ni que soltemos la melena al viento y mantengamos una venda en los ojos.  Debemos transformar ese pilotito de luz roja en luz verde, es el momento de arriesgarse, de confiar en ti, de actuar. Los miedos no se van a ir por mucho que esperemos, debemos aprender a vivir con ellos, debemos dejarlos poco a poco en un segundo plano.
Claro está, que no podemos eludir el miedo, pero podemos aprender a actuar de una manera diferente ante el, aceptándolo como compañero de nuestras vidas y no viéndolo como un ancla que nos tiene aferrados al suelo del mar. Todos tenemos miedo a medida que avanzamos por la vida; por lo tanto, cuando aparece ese “gremlin”, no hay  que reprimirlo ni rechazarlo o pelearse con él, sino transformar la imagen que tenemos de él. Tu no eres el miedo.
Cuando sentimos el miedo de entregarnos, por el temor a que nos dañen o a que jueguen con nosotros, tenemos que aceptar la situación, y si nos  damos con un muro en la cara, echarle ganas, fuerza y arriesgarse. Muchas de las mejores cosas que nos pueden suceder, pasan una vez por nuestra puerta y no debemos dejarlas pasar de largo. Hay que aprender a levantarse y a superar mejor lo hechos del desamor, a si como otras amarguras que causa el amor.
"Muchas veces ralentizamos el proceso de crecimiento personal por permitir que el miedo vaya delante de nosotros en vez de detrás".



Fdo: V

Recuérdame.


Siéntate a mi lado,

no temas que no te reconozca,

tu cógeme de la mano y mírame.

 Cuéntame la historia de mi vida,

Aunque que no recuerde,

mi propio pasado .


Háblame del frio invierno,

de la nieve de los tejados.

Dime que un día volveré a ver,

los cerezos helados.



No contengas tu lágrima,

No sabré que cae por mi.

Pídeme que cierre los ojos,

Que apriete fuerte mis parpados.

Quizás así mi alma suspire,

Quizás así recuerde.


Enséñame fotos,

Aunque no las pueda ver.

Solo te pido que me sigas hablando,

cuando yo ya no te esté escuchando.



Fdo: V

Bajo el cerezo en flor.

Sakura, era una joven japonesa de mirada inquieta que vivía feliz mente casada con su esposo Makoto, vivían en la región de Yoshino, en un pequeño pueblo llamado Hitome Senbon. Sakura y Makoto se conocieron a escasas semanas de su enlace, pues los padres de ambos habían acordado que cuando sus hijos cumplieran la edad de 20 años, se casarían como unión de las dos familias.

Cierto día el imperio japonés mando reclutar a los mejores samuráis sin importar su edad, ni lo viejos que eran. Una mañana, con la salida del sol, un enviado de la guardia real, llamo a la puerta de la casa de la pareja solicitando la presencia de Makoto en el ejército real, por lo que Makoto tenía que marchar a la guerra.
Sakura no le amaba, pero entristeció al saber la noticia, el iba a marcharse y a dejarla sola, jamás había estado sola, ni siquiera cuando era una niña y sus padres partían a recoger seda.

A la mañana de partir, Makoto le regalo a Sakura una simiente de un peculiar árbol llamado cerezo y partió con los demás con la promesa de que regresaría antes de que el cerezo empezara a tener flores.

Fueron los días mas largos que ella había conocido, se sentía muy sola, y los días se transformaron en meses, y los meses en años. Pero ella, todas las mañanas al despertar el sol, salía a ver como cada día, el blanco de las flores, abrigaba cada vez mas al cerezo. Sakura acepto, que Makoto jamás regresaria.

Un día, llego un muchacho al pueblo en busca de trabajo. Setsu, que así era como se llamaba el joven, paso delante de la casa de Sakura, y vio como el gran árbol blanco se alzaba entre la maleza del jardín de la casa, por lo que decidió entrar y prestar sus servicios como jardinero.Cuando Sakura vio a Setsu, no pudo evitar sentir como su mirada se clavaba en el fondo de sus ojos y no pudo gesticular mas palabras que “No tengo mucho con lo que pagarte, pero puedo ofrecerte comida aparte de un pequeño sueldo si es que precisas mucho del trabajo”. Setsu acepto, por lo que a la mañana siguiente, antes de que la niebla pudiera diluirse del aire, el joven muchacho comenzó a trabajar en el jardín.

Los dos pasaban mucho tiempo juntos, ya que ella también colaboraba en el mantenimiento del jardín. Pasaban largas horas hablando y riendo, compenetraban muy bien, y poco a poco fueron enamorándose el uno del otro hasta que Setsu un día, mientras descansaban bajo del cerezo, aparto de la cara de Sakura un pequeño mechón que tapaba los grandes ojos de la muchacha y le robo un beso.
Sakura quedo ruborizada en un principio, pero no aparto sus labios de los de Setsu, ya que descubrió en aquel mismo instante, que el pequeño hormigueo que sentía en su estomago cada vez que Setsu la rozaba, era amor.

Pasaron la mejor primavera que los dos jamás habían pasado, les encantaba sentarse al sol bajo el cerezo en flor y ver como las mariposas y los pajarillos  volaban entre las flores. Sakura amaba a Setsu como nunca antes había amado a nadie, le encantaba la forma en la que el acariciaba su pelo y la forma en que la miraba cada mañana al despertar, era tremendamente feliz.

Una tarde, vieron como un caballo paraba en el patio de su casa, y como un hombre alto y robusto se acercaba a ellos, Makoto había regresado de la guerra.
Makoto al descubrir la traición de su mujer, decidió acabar allí mismo con la vida de ambos, a los pies de el cerezo que un dia había regalado a su amada esposa. Fue tanta la rabia con la que Makoto usó su espada, que se creo un gran rio rojo que tardo horas en desaparecer bajo la tierra.

Llego el Otoño, el gran cerezo empezó a perder sus flores y con la llegada del gélido invierno, las tristes ramas de aquel pelado árbol quedaron heladas. Un buen día, Makoto decidió que al comenzar la primavera, antes de que floreciera el árbol, lo talaría, pues cada vez que lo miraba, le recordaba a Sakura, y lo que era aun mas doloroso, a Sakura en los brazos de Setsu.

Al primer día de primavera, cuando la tenue luz del sol se filtró entre las nubes y bañó sus delicados pétalos, el árbol emitió un resplandor entre rosáceo y blanquecino. Makoto se acerco asombrado a los pies del inmenso árbol, pues las pequeñas flores que habían brotado del las ramas del árbol a diferencia de las demás primaveras, estas eran rosas. Makoto quedo prendado del color de estas de tal modo que decidió no talar el arbol y mantenerlo en su jardín.

Cuenta la leyenda, que a partir de que el amor de Sakura y Setsu fuera culminado frente al majestuoso cerezo, este que había vivido el romanze a sus pies, absorbió tristemente el amor de estos mediante sus raíces y comenzó a tornar sus flores rosas para mantener vivo su espíritu y que Sakura y Setsu vivieran eternamente su amor.

“Dado que las flores del cerezo caen tras una breve floración, se han convertido sin duda en el icono de la belleza efímera de la vida”





















                                                                                                  Fdo: V

Insomnio.


Nunca antes me había parado a pensar en lo cerca que estabas, en lo sencillo que era girar la cabeza y verte. Hoy las persianas por las que un día me asomaba están bajadas, dejando el mínimo espacio entre sus rejillas para el paso de la luz, en  la habitación que antes ya era oscura, ahora es constantemente de noche y un halo de soledad envuelve esa cerradura tan curiosa.  
 Hoy se ven las estrellas desde mi ventana, me he acordado de cuando juntábamos los sofás a modo de cama, corríamos las cortinas y mirábamos las estrellas tras el cristal mientras esperábamos el sueño.  Recuerdo que en mas de una  ocasión, me permitiste llevar el pijama debajo de la ropa para que no pasara frio, e incluso me cantabas la misma canción una y mil veces siempre que te lo pedía. Que lejos han quedado los días en los que las risas inundaban los pasillos, en los que el silencio no se hacia dueño de los rincones y tu voz era el timbre de la casa. Añoro tanto todo eso, ahora tan solo es un vago recuerdo, un cuento que una vez escuche.
Temía olvidarte, olvidar tu voz, olvidar tus manos, olvidar tu olor, olvidar tus ojos…
Me gustaría tanto poder contarte tantas cosas, aunque sé que eres consciente de todo lo que me ocurre cada día.  A veces me siento egoísta, me habría gustado tanto que ellos te hubieran conocido como yo lo hice, que pudieran tener los recuerdos que yo guardo de ti, que pudieses haber disfrutado de todos ellos…cada momento.  Se que serias tan feliz.
Hoy me siento rara, es una de esas noches en las que te sientas en el balcón con tu taza de café y dices, “Bueno aquí estamos yo y mis pensamientos, comencemos”. Son tantas las cosas que me rondan la cabeza, y tantas las cuestiones que me planteo que me agota el pensar. Se que tengo miedo, pero apuesto por la idea de que pronto cojera su maleta y se ira muy lejos de aquí, se que me enviara postales, pues nunca puedes olvidarle, pero al menos confío en que permanecerá lejos de mi cabeza.
Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.























Fdo: V 

La psicología del liderazgo.

Es algo inimaginable que en esta época tan modernista y evolutiva, puedan controlar nuestros deseos, nuestros actos y nuestros ideales con un simple juego mental. Pero aunque vivamos en una sociedad “evolucionada” (depende de cómo se mire), es muy fácil controlar a las masas si se sabe cómo.

A lo largo de la historia, hay innumerables casos de líderes que han obtenido lo que buscaban con un simple juego, el dominio mental. Son unas cuantas las técnicas que llegan a emplear para conseguir doblegar a miles y miles de personas, quizás, antes que llamarlas técnicas yo las denominaría “fases”.
 
En mi opinión, una de las primeras “fases”, es la de “problema, reacción, solución”.
El comienzo de esta etapa, se basa en crear un problema, una situación en la que conducen a las personas a una reacción en la que enfatizando con el público, son capaces de obtener una reacción sin sentido crítico. Una reacción en la que llegado el momento de convicción, jugando con las emociones, no dejando espacio a la reflexión, manipulando información y ante todo repitiendo la unidad como voz de protesta, es capaz de surgir un líder.
 
El siguiente paso, lo consiguen mediante la incitación. La unidad, crea un vinculo de hermandad, de familia, que conduce a tomar medidas tanto drásticas, como silenciosas, para conseguir una solución. Como ejemplo: No intervenir en situaciones de violencia desmesurada, para que los individuos demanden unas leyes. 
Una vez el grupo central junto con el líder, son capaces de llegar a controlar hasta el punto de dominar la incitación, tienen total libertad para llevar la reacción al punto máximo que ellos deseen con tal de llegar a la solución, su solución.
 
Hay una infinidad de tácticas y fases que varían mucho dependiendo de la situación aplicada, y la persona o grupo que las aplica, pero en mi opinión todas tienen el mismo final: La solución se ve trastocada, si se retrasa en la ejecución de esta, pues las personas con el tiempo vuelven a pensar.
 
Con esta mini reflexión-investigación, solo quería exponer algo que ya todos sabemos, la psicología es un gran aliado de las grandes revueltas políticas y demás situaciones de control social que existe y aunque a algunos les parezca raro, por muy moral y éticamente evolucionados que estemos, nos siguen controlando y en cualquier momento si lo desearan (aunque con más complicaciones que en el pasado) podríamos revivir ciertos acontecimientos ya pasados.
“para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula”.
 





 













                                                                                                              Fdo: V